Creada 16 de Marzo, 2020
El arte del cuerpo unido al ritual violento
Reseña del Cuerpo Gramatical de Jose Alejandro Restrepo
La violencia siempre ha estado presente en los cimientos de la cultura de la sociedad, así también está implicada como historia y manifestaciones culturales, evidenciadas en menor o mayor medida en las artes a través del cuerpo, los cuales concentran su expresión gramatical en las marcas o símbolos que se inscriben con el acto bárbaro de violencia llevado a cabo.
Según comenta el historiador Gonzalo Sanchez, en la historia de Colombia del siglo XX, los problemas parecen no acabar, por el contrario, se realzan mostrando toda su concentración no expuesta en los demás periodos y también se potencia la diversidad de su violencia.
Entre el conflicto que ha padecido Colombia se ha transmitido la idea de este, como algo irracional y absurdo, dando por hecho que no hay una posibilidad de compresión, escabullendo su complejidad, asumiendo una culpa genérica, como si igual nadie estuviera directamente involucrado y dejando las situaciones de violencia a la deriva. Según dice Rene Girard estos rituales de violencia han estado presentes desde el origen de las sociedades humanas y la acumulación de la violencia no expresada, se desata en algún punto, ferozmente.
Si bien otra de las explicaciones generalizadas de la violencia sobre los cuerpos no es el énfasis, sino lo contrario, si es relevante para entender estos actos de crueldad humana la relación entre el mito, el rito y el arte. Entre los años 50 y posteriores en la historia de Colombia, las masacres tienen una estructura que las pone a margen como ritual. Estos rituales que funcionan como alegorías, tienen un enfoque especial en el acto mismo de violencia, a través del cual a pesar de ser tremendamente insensible y deshumanizado, funciona a la vez como una forma de conocimiento de las técnicas violentas, su práctica y conocimientos de la anatomía (comparado en similitud al trabajo de sacrificio que se hace con animales en los campos).Los actos de desmembramiento y reorganización de las partes del cuerpo, se explican como un acto contra- natura. El horror de los cuerpos desmembrados se ejerce como un acto político usado para sembrar incredulidad y miedo. Aquel desarreglo en el cuerpo genera un efecto de volcamiento al espectador que rompe con el sentido de las palabras.
En el renacimiento ya las muestras y lecciones de la anatomía humana generaban multitudes congregadas y luego con la llegada del Barroco cobró fuerza la violencia como representación de alegorías complejas mediante iconos simbólicos, evidenciados en las modificaciones o exposiciones de las partes del cuerpo. Durante este periodo la retórica puso énfasis en su uso como poder de persuasión emotiva al receptor. La Contrarreforma de la iglesia católica se valió de todos estos elementos retóricos para difundir su mensaje, fortaleciendo el poder comunicativo de las imágenes y llenándolas de hermosura o fealdad excepcional y singular, causando así recuerdos que perdurarían por un largo tiempo.
Los cuerpos violentados de múltiples formas provocan una sorpresa con el sin sentido, un estado de éxtasis y horror que surge a partir de la curiosidad y deseo de ver de las personas. Entre la relación que existe entre ver y mostrar, la sexualidad y la muerte tienen en común la carnalidad, puestos en escena como algo obsceno y pornográfico.
Lo que busca el cuerpo gramatical es establecer un atlas iconográfico e iconológico de conexiones a partir de las partes del cuerpo (cabeza, senos, ojos, lengua, orejas, testículos manteca, carne, vientre y piel) como rituales y alegorías, exponiendo un intento de unir el cuerpo-mítico y el cuerpo-histórico.